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CESPEDOSA _ Juan Manuel Castro Prieto

Para esta publicación nos trasladamos a Madrid, a Tabacalera, cerca del metro de Embajadores, una antigua fábrica de tabacos de esta ciudad y que actualmente intenta promover el arte. Un lugar muy amplio, muchas salas y con un estilo muy marcado.


El autor de esta exposición es Juan Manuel Castro Prieto, Economista de formación, su vinculación con la fotografía comienza en 1977 y, como la mayoría de los autores de su generación, lo hace de forma autodidacta. Su obra ha sido objeto de numerosas exposiciones tanto nacionales como internacionales, destacando por ejemplo lugares como Tokio, EEUU, Lima o París


Si nos vamos a sus inicios nos situamos en Cespedosa de Tormes, pueblo de los antepasados de Juan Manuel y el eje de su referencia sentimental. Es aquí donde enmarcamos su primera fotografía.



Cespedosa significa la afirmación definitiva de todo lo que le interesa a Castro Prieto, un proyecto construido a lo largo de muchos años y que va cambiando a lo largo de las diferentes etapas de crecimiento expresivo en el uso del lenguaje fotográfico.


En definitiva, es una interpretación de su universo íntimo, lo que de verdad le importa y la aseveración de una determinada forma de mirar. La propia mirada de Castro Prieto.


Nada más entrar a este edificio, encontramos una sala con bastante penumbra y luz únicamente en la fotografía de gran tamaño que preside el lugar. Es la fotografía que inicia esta exposición y la más importante de la misma.

Después nos íbamos adentrando a distintas salas, en las que nos mostraban el resto de fotografías de la exposición, además de tener la suerte de llevar un guía con nosotros que nos explicaba más interiormente todo. Las fotografías están realizadas con una cámara de gran formato, con lo que podemos apreciar unos desenfoques muy llamativos y característicos.




































Me llamó la atención que tiene tanto imágenes que todos representaríamos como tiernas, como es el caso de abuelos sentados en diversos lugares, y otras más tenebrosas y que llegaban al punto de hasta dar miedo. Además, está claro que se centraba mucho en los detalles de lo que quería conseguir.


Lo real es que si una fotografía intenta transmitir un sentimiento, este autor sabe muy bien cómo hacerlo. La fotografía que más me gustó de la exposición es la siguiente:

Desconozco el título de la fotografía, pero yo lo llamaría "Miradas". El autor ha querido transmitir con esta imagen un punto de infancia a la vez que de misterio, llama mucho la atención porque el muñeco transparente aparece también en varias de sus fotografías como si de una serie se tratase y por la mirada penetrante del niño. Y para mí transmite los distintos interiores que tenemos uno mismo, en este caso es un niño, pero al ser transparente el muñeco, podemos ser nosotros en cualquiera de nuestras etapas.

Es una fotografía a color, de género retrato y realizada como anteriormente dijimos por Juan Manuel Castro Prieto en Cespedosa de Tormes.

La imagen tiene un formato rectangular, con un encuadre horizontal, aunque en este caso, al mostrar un sujeto de pie, podríamos haber utilizado un formato vertical. Suponemos que no querría un encuadre tan amplio ya que no nos centraríamos tanto en la mirada. Es un plano corto, para ver mejor la expresión del niño y ligeramente picado, como si le estuviésemos observando nosotros mismos.

Si dividimos la imagen por puntos importantes destacamos que todo el peso está en la parte centro-derecha coincidiendo con dos de los puntos importantes si dividimos la imagen por la regla de los tres tercios y miramos sus ejes. No tiene prácticamente contraste para no variar nuestra mirada hacia un lugar que no interese. Así como colores muy poco saturados.

Las imagenes de Castro Prieto están exentas de ruido, o al menos en la exposición a la que asistí. La luz utilizada, es una luz suave que le da algo de brillo al pelo y al muñeco y luego una de fondo para separar al sujeto del mismo por la escasa profundidad de campo que posee.

En mi opinión es una imagen original, que llama mucho la atención aún no siendo contrastada como comenté anteriormente, que tiene unos desenfoques únicos, siendo el principal elemento la mirada del chico y que con ella podemos llegar a diversas variaciones de lo que pensamos. Da lugar a muchos significados, y es algo que le da mucho valor a una fotografía.

En su defecto, la fotografía que menos me gustó de la exposición fue un bodegón de fruta, ya que me parece de las más simples y de las que menos transmiten. Ademas de que no me parece muy original al haber muchos cuadros pintados con este motivo.

Esta exposición ha estado desde el 16 de septiembre del pasado año, hasta el 15 de enero de 2017, con lo que si estás leyendo esto y estás interesado en asistir, aún estás a tiempo.


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